(1934 - 2022)
Nacido el 29 de mayo de 1934, en Vega Alta Puerto Rico. Criado por su abuela paterna “mamá pola” quien le inculcó principios cristianos, humildad y nobleza. De las frases favoritas de “mamá pola “pobre es aquel que no tiene la gracia de Dios”, la cual acogió y la llevó como estandarte de su filosofía de vida. Esposo, padre y abuelo ejemplar.
En su juventud trabajó en los cañaverales y fincas de piña de Vega Alta, su pueblo natal. Se trasladó a los estados unidos donde trabajó en fábricas de Nueva York y Nueva Jersey. Durante la guerra de corea fue reclutado por el ejército y estuvo destacado en Okinawa. Aprovechó los beneficios de estudios para los veteranos y completó un bachillerato en artes en la Universidad Interamericana con estudios en ciencias políticas, economía y religión. Posteriormente completó una maestría en administración comercial con concentración en comercio internacional de la Universidad de Nueva York. En 1971 obtuvo un juris doctor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Los títulos académicos los llevó con humildad, ya que para él representaron una gran responsabilidad. Durante su carrera profesional se desempeñó como economista industrial en la oficina de Nueva York de la administración de fomento económico de Puerto Rico, profesor de economía y comercio, ayudante del presidente de la Universidad Interamericana, director ejecutivo del tribunal electoral, abogado legislativo, director de la oficina de servicios legislativos, juez superior en las salas civil, juvenil, relaciones de familia y penal, miembro de la junta de directores de la sociedad para asistencia legal para Puerto Rico, de servicios legales de Puerto Rico y el sistema de retiro para empleados del gobierno de Puerto Rico, presidente de la Comisión Estatal de Elecciones, consultor, asesor y observador en los procesos electorales en once países de las américas, director ejecutivo de la Oficina Comercial de Puerto Rico en República Dominicana, entre otros
Como presidente de la Comisión Estatal de Elecciones, fue quien por más tiempo ocupó dicha posición. (1991-2002) sabía lo compleja y riesgosa de esta posición, donde atendió una dimensión política tripartita y demostró su imparcialidad, balance, temperamento y justicia. Logró integrar un equipo de trabajo para lograr consenso.
Su amplia experiencia, y sus ejecutorias como ejecutivo gubernamental le merecieron ser recipiente de numerosos premios y reconocimientos. Doctorado honoris causa en letras humanas, otorgado por primera vez por la junta de directores del Sistema Universitario Ana G. Méndez, dedicación de la feria del campo en el año 2002, premio valor del año en la categoría de servicio público por la cámara de comercio de Ponce y sur de puerto rico, recibió el premio general Fernando Chardón por la asociación de educación privada, premio gobernador a la calidad en el sector público en el nivel pionero de calidad, fue gran mariscal del desfile puertorriqueño de Nueva York.
Protagonizó un sinnúmero de portadas de los principales periódicos del país. Siempre dispuesto y disponible para los medios de comunicación, no solo locales, también internacionales.
Disponible para su familia de la Comisión Estatal de Elecciones, para sus amigos. Siempre tuvo tiempo para los más necesitados. Noble, atento, servicial, humilde, paciente y de hablar pausado. Enseñó con sutileza el respeto y la tolerancia entre los seres humanos. Trató a las personas por igual, sin importar su jerarquía.
Dejó un legado como ser humano, servidor público y como puertorriqueño. La semilla sembrada en los corazones de todos y cada una de las personas que le conocieron le hacen merecedor de ser recordado como “un hombre para la historia” como le reconocían sus compañeros de la Comisión Estatal de Elecciones.
Durante su presidencia en la CEE (1991-2002) logró grandes cambios en la institución, para el bien de los electores y por el bien de la democracia puertorriqueña.
Entre sus grandes logros podemos destacar que:
Realizó trece eventos electorales de gran importancia con resultados en tiempo récord.
Logró la adquisición de los dos edificios que albergan las instalaciones de la CEE en Hato Rey, el edificio administrativo y el edificio de operaciones electorales a un costo de $40 millones.
Situó a la Agencia en un lugar de renombre internacional ante los organismos electorales IFES, IIDH-CAPEL, IDEA entre otros, donde reflejó la transparencia de nuestro sistema electoral logrando integrar el modelo electoral puertorriqueño.
A partir de 1994 logró que la CEE aumentara su participación como observador de las elecciones en América Latina.
Logró en ingreso de la Comisión a la Unión Interamericana de Organismos Electorales el 3 de julio de 1996 luego de años de colaboración y asesoría en asuntos electorales a otros países de América.
Logró que otros sistemas electorales de la región americana copiaran conceptos de la Ley Electoral de Puerto Rico.
Fue recipiente de un sinnúmero de premios y reconocimientos durante su larga carrera como servidor público.
Ciertamente, el juez Melecio dejó una huella imborrable en la CEE. Queremos honrar su legado, reconocemos y valoramos su gran desempeño.